jueves, 21 de junio de 2012

Doce acentos


Confírmame lo que tus ojos esquivos me dicen y tratan de ocultar cada vez que me miras.

Ratifícame que los latidos violentos de mi corazón son normales delante de ti.

Asegúrame que en la soledad de la noche no puedo oírte.

Embelésame con tu olor y tu presencia que lo inundan todo cuando llegas.

Sedúceme con tu cuerpo y su historia, solo dejándolo actuar.

Cortéjame con palabras quedas, que no se contradigan con tus silencios.

Recuéstame en tu piel vivida, y deja que me confíe y me duerma.

Cautívame con tu sonrisa, que todo el mundo conoce, pero que yo anhelo para mí.

Acaríciame con rubor suave, para que me sienta protegido en tu nido.

Aclárame si la línea del horizonte es la que une nuestras dos casas, y si podemos caminar por ella para encontrarnos.

Explícame si al final de nuestro verano, cuando ya se apagan los calores, no es muy tarde para prender nuestra yesca agostada.

Ámame amor, porque no hay otra palabra para expresar lo que te doy y con lo que sueño.


Fabián Madrid

2 comentarios:

Ana dijo...

Nos sorprendiste a todas con ese poeta que llevas dentro. El poema es precioso porque ha salido de un hombre sensible. Bienvenido a nuestro blog colectivo que es tuyo también.

Besicos.

San dijo...

Bienvenido y bien hallado poeta. Letras que se enredan, que envuelven, que calman y llenan.
Besos.