Cinco Tapper
La cocina es tan agradecida
que apenas la miro, ya está sugiriendo combinaciones,
acrobacias, equilibrios. Aromas de cuando dormí contigo.
A veces como beduino, nómada
de los sabores, te busco por dunas y
desengaños llenos de duda. Otras, me instalo sin prisas en un plato. Monto la
tienda, dátiles como los tuyos no hay. Abundancia, como los sonidos de la noche
cuajada de estrellas. Se oye una cabra y se preparan cinco mojitos.
Lloré cortando cebolla
acordándome de ti.
Para poder volver, me falta una calle llena de geranios.
Me
gustas tanto, niña, que pongo la radio, harina candeal, aceite, ajillos…; salsa
tipo moja rápido que está más buena cuanto menos queda. Sobra, la congelo en el
Tapper. No le pongo etiqueta, para qué, si podría identificarla con solo cantar
en el jardín, siento que te estoy queriendo.
Y así voy guardando hasta
cinco sabores que en su día me derretían, cada uno en su Tapper. Fui guardando
por si me faltaba un beso, por si tenía que inventar unas risas, olvidar un
tormento, un sueño que soñar, un libro que publicar.
Así voy guardando y ya no se
lo que guardo.
Te guardo a ti y no sé dónde te tengo.
1 comentario:
Cuanto me gustaria una reunión de tapper, pero de estos tapper que al abrirlo huelan a te quieros y a besos confitados.
Pero que bonito Jose Miguel.
Un abrazo.
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