lunes, 25 de febrero de 2013

Lo sabía


Soñador. Feliz, lo que se dice feliz, feliz...

Triste como una canción italiana que se escucha sin ella; cada vez se fue conformando con la mínima cantidad que se despacha.

Nada de triunfos, ni éxitos deslumbrantes, todas esas ilusiones, las utiliza sin remordimientos, para dormir… con ellas.

Ahora un libro que me presta Rocío; una ronda de cafeses entre bohemios literarios, una balada, un cruasán de chocolate…

En la taberna, oí a un hombre llorar, mientras decía:

“me cago en tó lo que he estudiao”.


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