miércoles, 15 de febrero de 2012

El Viaje


El viaje


Jaén, cuánto deseé llegar a ti. Vengo cansado y tú me preparas una sopa calentica. Tengo que hablar contigo para que me cuentes tantas cosas, único testigo. Tu cielo, aire,  reflejo de tus gentes, me hará descansar.
No vengo mirando de qué lado se vive mejor, sino buscando tu mirada verde oliva. Tus paisajes los llevo dentro.
Vengo a desagraviar la memoria de don Miguel Lucas de Iranzo, Condestable que fue de estas tierras.
Quiero recrearme en tu Catedral y ver a su arquitecto, Vandelvira, trazar planos, trabajando cada día. Vecino del barrio de San Ildelfonso, sueña con que se termine el templo según la maqueta que deja a sus sucesores. El tiempo no importa, sean cien, sean doscientos los años que se requieran para terminarlo.
Pelo unas habas, arreglo un rabanillo y un taco de bacalao. Tu pan y aceite terminan de perfilar a los personajes de esta obra. Voy dando cuenta de sus sabores, creadores a su vez de otros nuevos a medida que se van reuniendo. Y en este punto fijo la mirada en tu cabello dormido, revivo un beso, beso de jaenera que siempre me da aliento.
 ¡Ay, Jaén, eres como tu aceite, virgen extra. Y aquí todo empieza así y así termina!.

1 comentario:

San dijo...

Un viaje maravilloso Jose Miguel, quien no conozca Jaén desde aquí lo vera y lo sentirá como virgen extra.
Que delicia.
Un abrazo y dejate ver.