jueves, 8 de marzo de 2012

UN VIAJE AL SOL


El día se presentó como cualquier otro. Ninguna novedad vendría a perturbarlo. El sol se despereza en el horizonte, está lento a estas horas frías de la mañana. No se oyen apenas los cantos de los pájaros, las calles descansan del bullicio de los niños al ir al colegio. Hay una sensación de quietud y silencio que me llaman la atención de manera especial. Al salir de mi casa para recorrer el camino aprendido desde hace años, aparece ante mí una figura, una luz que me dejan desconcertada y sin poderme mover.
            Allí está, cómo un cuadro recién pintado. Por su silueta descubro de quien se trata. Es alguien conocido. Pelo corto y encanecido por los años, gafas rosas, botas y anorak de color… rosa también, pantalón ajustado negro y una gran sonrisa que nunca desaparece de su rostro. Un poco alejada, su madre, sombra invisible que la protege y cuida, que aparece y desaparece sin dejar rastro, cómo perdida entre las sombras de los árboles que las rodean.
Pero ella sigue allí, sola en mitad de la acera. No deja de mirar a un lado y a otro. De pronto, un rayo del sol que por fin se ha decidido a aparecer, la cubre por completo. Da la impresión de que lo estaba esperando. Despacio, pero con energía, levanta sus brazos hacia la luz, eleva todo lo que puede su cabeza, separa las piernas para sentirse más segura sobre la tierra que la protege y entonces… comienza a cantar su himno al sol. Fuerte, muy fuerte, sólo se oye su canto en toda la calle. No se entiende lo que dice, pero sí se percibe su calor, su sentimiento, su alegría. A través de ese pequeño haz de luz, ella realiza su viaje al sol.
            Poco a poco la luz se extiende a todo, no sólo a ella. Baja despacio los brazos, la cabeza y calla. Yo, ya soy capaz de acercarme. Me reconoce y me saluda. Miro de nuevo esa cara por la que la vida no pasa, es ella la que se ha quedado con la vida y descubro un brillo especial en sus ojos, la voz un poco ronca por el esfuerzo de cantar…pero me cuenta que los Reyes Magos le trajeron una guitarra que no es de verdad y que no toca bien, pero una profesora de su colegio le ha dicho que le va a regalar una buena. Está contenta. Le pregunto por su grupo favorito- el Dúo Dinámico me responde. ¿Y la canción?
            Hace cómo si una guitarra estuviera entre sus manos, golpea las cuerdas imaginarias con fuerza, eleva su cabeza buscando mis ojos y me canta: “Resistiré, resistiré… “.
            Su viaje ha sido al sol, el mío hacia el interior de una niña de 50 años.
                                                                                                                             Alicia Hortelano. 7-2-2012.

2 comentarios:

Juanma dijo...

Me quito el sombrero, que pena no poder ir al encuentro y escucharte.

Encarni dijo...

Que viaje más hermoso el tuyo, Alicia, creo que esos viajes son los más inolvibles.

Un abrazo, guapa.