sábado, 7 de julio de 2012

Quítame del principio, pero déjame el final





(Algunas personas del taller de narrativa,  Encarni, San "Chelo", Fernando, Alicia, Cristina, José Miguel, Ana de Sevilla, y yo entre otros, nos reunimos por nuestra cuenta cada 15 días, proponemos un tema para escribir y en la siguiente reunión lo leemos. Hablando de sexo, dije algo que sin proponérmelo sirvió como tema para el pasado miércoles. La frase era esta: "quítame del principio pero déjame el final", nos hizo gracia y Fernando la propuso. Esto es lo que yo escribí ).


Cuando llegó, la casa estaba en penumbra, la piscina helada temblaba de frío, dentro la chimenea ardía como ella misma en cada encuentro clandestino.
Él la esperaba en el sofá envuelto en un aroma de ducha y de deseo. Se acercó despacio y lo besó de una forma absolutamente sensual y sexual, genuina y auténtica, como era ella.
Por eso Carlos siempre la buscaba y la echaba de menos cuando no podía tocarla, cuando no tenía su pelo entre los dedos, ni sus caricias verdaderas sin firmas ni ataduras. Caricias libres y prohibidas, tal vez por eso más hambrientas y necesitadas, más llenas de vida.

Lo prohibido tiene eso, el sabor desesperado del tiempo que se roba. Nunca hay planes programados, nunca nada cierto en el vaivén de la locura.
Aquella tarde no pudieron llegar a la cama, el sofá les acogió ante la urgencia de sus cuerpos, se lo estaban dando todo, hasta que de repente el ring del teléfono les interrumpió, ¿sí? contestó Carlos, ¿no dijiste que llegabas mañana?, vale, vale, te recojo en la estación.

Laura se levantó sin articular palabra, tenía que irse porque aquella no era su casa, ni él tampoco era suyo, lo cogía prestado  a veces cuando el destino lo decidía , y en este preciso momento había decidido dejarla llena de caricias pero sin el final que le anunciaron.

2 comentarios:

San dijo...

Y aasí fué se quedó solo con el principio, el final...!cualquiera sabes de ese final!.
Besos genuina Ana.

mariajesusparadela dijo...

Y, lo siento, ahí no vale empezar por el final: la belleza, la ternura, la búsqueda, la fuente es siempre el principio.