Bocadillo de queso en aceite de
oliva. Tarro de aceitunas aliñás. Cerveza de litro muy fría en bolsa
isotérmica, manzana reineta y… La Ciudad de las Damas de Cristina de Pisán. Es
lunes, son las diez de la mañana. Me voy al campo.
Dejaré la protección de las seguridades que nos vamos
creando. La lucha se hace a cielo
abierto, buscando nuestro sueño,
desengaño que atormenta, Semíramis entre los bosques.
En mi libreta leo “escribir
hincha el corazón de felicidad”. Sara.
Por eso si es preciso se
emborronan dos folios sueltos, que la
cosa no da para más.
El día se fue como un peregrino,
por el horizonte, sin prisas, dejando sólo lo que no se podía llevar.
Estaba dispuesto a buscar el no
sé qué, ¿ qué ?, no sé… un desayuno en América?.
Un día de estos tendríamos que ir
a la Tierra de los Pájaros Pintados y darle un beso a Gaby.
No puedo olvidar, fue inmensidad,
danza, mercado de especias, jardín de rosas,
caricia que sólo se apunta, movimiento de una lágrima que anda sola, amor que
se oculta.
Ya es noche, ya lo sé. Ya me voy.
Luna que abrazas mi alma entre los olivares, suéltame. Mira que tengo que
escribir.
Primavera nocturna, desnuda entre
las aguas de un río flamenco; dejas tu
baño y sales, alga verde de terciopelo, cinta para tu frente, cabello largo, … andar seguro, pero no tienes toalla.
¡Qué barbaridad como está la primavera!
Escribo, es tarde, antes de
dormir me hago un café. El ordenador tiene calor. Ya en la cama, me levanto. Me
asomo por la ventana y mirando a la estrella que más luce le
pregunto a quién convenceré para que lea lo que tejo y destejo, escribo y
describo cada día. Firmado Lorenzo de
Silva.
Mañana, como siempre que escribe,
hará fotocopias, y las dejará en los buzones, como el que
reparte los folletos del Carrefour, él deja sus folios.
Es una intuición, quizás alguien
antes de tirarlo a la basura, lo dejará por ahí, y empiece a leer aunque sólo
sea el primer párrafo...
Este es mi sueño y nadie tiene
que creerme, sólo leerme. Siempre agradecido , Lorenzo de Silva.
1 comentario:
Jajjajaj aquel día en el campo fue memorable, y con tus palabras, buen amigo, has creado una perfecta sintonía para aquellos momentos.
Sara.
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