jueves, 18 de octubre de 2012

Feria



Feria, caseta repleta, aparece pintoresco, guitarra en mano, pañuelo de seda al cuello y cantando a compás, no necesita amplificadores. Dos ambientes, uno enseña su vida, el resto su alegría.

En un gesto, en lo que dura una duda, ella se descalza y baila frente a frente, misterio del duende, del vino de San Lucas, del humilde jamón ibérico de bellota, de las gambas de Huelva, de unos chopitos con limón y un pan de ojitos verdes como el aceite que lo acompaña...  qué te voy a contar si ya no importaba ná.

Fue un arte  beber vino con tantos farolillos, ruidos de coches locos, tómbolas que sortean la felicidad en un boleto, reclamos de todas partes, ramilletes de globos de colores, algodones de azúcar, el coche de los toros anunciando la corrida, ilusión, que de manera envolvente, va creando lo efímero mezclado con almendras garrapiñadas.

Paseo de la mano por los límites del amanecer, hablando de todo, hasta de lo que duele. Buscamos en el cielo la Osa Menor, y ya en su carro, abrigados con la manta, preguntó dónde íbamos. No sé, cómo que a dónde, que nos lleve a Egipto, tocar el pico de sus pirámides, acariciar el Nilo, traer un puñado de arena… descifrar todo lo que no entiendo, esperar a palabras nuevas porque sin ellas no podrá decirse lo que falta.

El aire echaba chispas como la fragua del herrero cada vez que .... y, preguntó tu horóscopo, se puede ser más feliz, pero no mucho más. 

Unos churros y una nariz pintada de chocolate caliente,  así te tatué en mi alma.

3 comentarios:

chus dijo...

Que bonito, cuanto amor, que dure siempre, un abrazo

Maruja dijo...

Me gusta lo que escribes, pasaré a visitarte. Un cordial saludo.

Encarni dijo...

Mira tú, todo lo que pasa en la feria. Me alegro de haberla vistado contigo desde aquí, te ha quedado un bonito relato.

Te echamos de menos, ya lo sabes.